Viviendo con la peor roomie
Irse de intercambio muchas veces implica tener que compartir nuestro hogar, es decir, vivir con roomies, algunas veces para reducir gastos, otras porque nos gusta tener compañía y unas cuantas más porque no nos queda de otra, sin embargo, es súper importante que elijamos bien a nuestros compañeros y pongamos las reglas bien claras, porque cosas tan importantes como nuestra seguridad, privacidad e intimidad se encuentran en juego.
En 2019 me fui de intercambio a Barcelona y fue una experiencia maravillosa, tuve la oportunidad de irme con mi mejor amiga y otra chica de la escuela, y por ser 3 pudimos encontrar una casa enorme en el Maresme (provincia de Barcelona) con alberca, jardín y cuartos para cada una, fue realmente una ganga y en todo momento se sintió como nuestro hogar.
Antes de vivir juntas hicimos un reglamento, dijimos todas nuestras preocupaciones, necesidades y siempre fuimos respetuosas, así que era muy fácil y bonito convivir en la misma casa.
Después de varios meses conocíamos nuestros secretos más profundos, éramos cómplices en todo y sabíamos a la perfección como llevar nuestro hogar, pero de un momento a otro el caos nos alcanzó, cuando nuestra vecina (quien por cierto nos había hecho muchos favores) nos pidió que alojáramos a su nuera porque acababa de mudarse a la ciudad.
El favor vino con una pequeña advertencia, ya que solo teníamos contrato por 5 meses, por lo que tendríamos que mudarnos pronto y un agente inmobiliario nos iba a conseguir un departamento, el cual pertenecía a la amiga de nuestra vecina.
Estas fueron sus palabras mas o menos: “Si no alojan a mi nuera tendré que pedirle a mi amiga que no les rente, y el agente inmobiliario está de acuerdo”.
Después de pensarlo mucho aceptamos vivir con una nueva roomie, por miedo a no tener departamento más adelante y porque ella nos había prometido que la nuera era una mujer respetuosa, honesta y muy organizada, además de que nos iba a ayudar con la renta y de que su hijo se iba a quedar con su papá para no incomodarnos.
Nuestras reglas no iban a cambiar, ya teníamos un orden, así que cuando la conocimos le pedimos lo siguiente:
- No fumes adentro de la casa.
- Cuando estudiemos necesitamos silencio total.
- Tu niño puede venir diario, pero en las noches se tiene que regresar con su papá (vivía en la casa de junto) porque este no es un lugar para él, hacemos fiestas seguido, a veces se queda a dormir el novio de alguna de nosotras y en otras ocasiones necesitamos mucha concentración para trabajar.
- Una vez a la semana te tocan los trastes.
- Tu pago de renta y servicios debe ser puntual.
La chica aceptó y así fue como comenzamos a vivir con una desconocida que al principio fue muy amable, pero que después se convirtió en nuestra peor pesadilla.
Empezó a fumar marihuana en el baño, era horrible despertarse e inmediatamente inhalar ese olor tan desagradable, por supuesto le pedimos que dejara de hacerlo dentro de la casa, pero ella decidió omitir nuestro comentario.
Más adelante metió a su hijo indefinidamente y nosotras por pena no dijimos nada, incluso lo cuidábamos a ratos o jugábamos con él, pero en una ocasión que hicimos una fiesta se enojó mucho “porque no dejábamos dormir al niño” y armó tremendo numerito frente a nuestros invitados, lo que provocó que le recordáramos el trato “el niño no puede vivir aquí”, se enojó más, comenzó a gritarnos y fue cuando descubrimos que estaba de ilegal, se había ido de México con planes de quedarse a vivir en Barcelona.
La señora era súper adicta, irresponsable y se había venido sin seguridad alguna para ella o su hijo y además era violenta, razones suficientes para que uno de nuestros amigos de España insinuara que la iba a denunciar; con eso bastó para que nos dejara en paz esa noche.
A partir de entonces, la roomie indeseable llegaba en la madrugada y pateaba las puertas de la casa para despertarnos, nos dejó de hablar y cada que podía nos molestaba, pero las cosas se pusieron peor un día que le tocó lavar los trastes; había toda una montaña de platos porque no había lavado desde el día anterior y cuando le pedimos que lo hiciera nos dijo que a partir de ese momento solo lavaría lo suyo y lo del niño, le dijimos que la casa ya tenía un orden desde antes y que eso no iba a cambiar, nos empezó a insultar y amenazó con golpearnos “para hacernos entender”.
Después de la amenaza de golpes le tuvimos que pedir que se fuera de la casa a fin de mes, sin preocuparnos si nos iban a rentar el otro departamento, así que le hablamos al agente inmobiliario y él reaccionó sorprendido porque ni siquiera estaba enterado y nos aseguró que el departamento seguía disponible para nosotras.
A día siguiente cuando regresamos de la escuela la nuera de nuestra vecina ya había desalojado la casa, pero no había dejado el dinero de los servicios, así que tuvimos que marcarle a su ex esposo para que respondiera por ella, él se disculpó por todo lo que había pasado, prometió pagarnos pero tampoco lo hizo.
El mes que vivimos con ella fue muy difícil, pero aprendimos la gran lección, “no puedes compartir tu hogar con cualquiera” y cundo se trata de vivir con roomies las reglas están para cuidarse, no para romperse.